Los posmodernos
Manuel García Estrada
La rebelión de los conversos.
El debate surgido por consecuencia del ataque político a la capital del país por parte del gobierno de Felipe Calderón en lo que respecta a la ley de matrimonio universal y adopción universal está comenzando a ser mayor de lo esperado. Para el gobierno de la derecha parecía simple que la opinión pública del país estaría de su lado creyendo que aún son fervientes católicos los mexicanos, se equivocó.
Roma mantiene aún la creencia de que el hecho de que sus agentes católicos clericales que son llamados “príncipes de la iglesia”, los cardenales, estén en México es poder y que como vemos hoy en día se niegan a dejar pero ya no poseen esa influencia. Ahora el patriarca romano, el rey de los católicos, se da cuenta de que la colonia mexicana está en crisis profunda porque el dogma está cayendo frente a la información, el debate y el despertar de millones de ciudadanos hartos de estar sometidos al mandato de un señor vestido de mujer que se cree el santo y el bueno en el planeta.
En unas semanas conmemoraremos el bicentenario del rompimiento con España pero no la independencia ya que el país sigue con el grillete romano que el Papa nos impuso en la Conquista. Seremos independientes de verdad cuando revirtamos los daños causados por el atropello a las culturas originales que se mantiene con segregación, menosprecio, humillación, olvido, marginación, pobreza e injusticia. Los convertidos al cristianismo que aún militan en esa creencia bien pueden liberarse largando al Estado vaticano y haciendo un verdadero frente contra la intervención de Ratzinger o de cualquier Papa en los asuntos internos de México.
La victoria del matrimonio y adopción universales, llamados equivocadamente gays, en la Suprema Corte marca un hito en la historia de México. Estamos ya frente a la victoria de la Constitución de 1917 en reforzamiento del pensamiento de Juárez y de mexicanos que no queremos ver el futuro con la nuca. Nuestra realidad hay que aceptarla para que podamos vivir en un Estado verdaderamente democrático.
Los agentes de intervención vaticana, o curia, están furiosos y sus huestes zombies se aprestan a la batalla, no por nada han instaurado un pensamiento en donde hay pastores y borregos. Hay quien manda y quien debe obedecer - y si no te parece arderás en los infiernos-. Su enojo no es porque se afecte a su dogma porque Cristo jamás se declaró anti gay o condenó a los homosexuales, su enojo es porque no pueden mantener su régimen de miedo y amenaza contra sus seguidores y ello les hace perder dinero en las alcancías porque si no hay culpas y miedos ¿para que irá la gente a los templos?
Veracruz debe ya sentarse a dialogar sobre la realidad de que hay millones de homosexuales que son muy notorios en el carnaval del puerto pero que se desbordan en calles de rancherías, pueblos, ciudades, universidades, cafés o en los mismos templos. Es obvio que el gobierno partidocrático no querrá el debate y la reforma de las leyes porque como están amarrados con los ortodoxos y católicos para que éstos les envíen borregos que voten por los partidos en las elecciones que temen perder -ya estuvieron a punto de perderlas de nuevo- sacrificando el desarrollo social y el estado de bienestar de los habitantes de este estado.
Los veracruzanos siempre hemos sido pueblo progresista y de avanzada ¿por qué quedarnos a merced de los intereses partidistas-clericales? ¿Cómo es que siendo millones los que deseamos un cambio en la sociedad, economía, política y cultura nos quedemos de brazos cruzados dejando de impulsar a los valores democráticos, republicanos y constitucionales? ¿Debemos seguir siendo esclavos de Roma? ¿Debemos seguir siendo una colonia del Vaticano?
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