La conspiración contra la humanidad
Manuel García Estrada
Dijo el domingo (15 de agosto, 2010) el cardenal Sandoval Íñiguez que la Suprema Corte de Justicia está bajo las órdenes de poderes trasnacionales que están operando contra la humanidad al querer disminuir la cantidad de habitantes y que por ello los jueces se declararon a favor del matrimonio entre homosexuales y están por hacerlo a favor de la adopción de infantes por parte de esas parejas.
He leído artículos y visto videos sobre la famosa conspiración contra la humanidad que encabezan multimillonarios del mundo. Nos queda claro a muchos que efectivamente sí hay oligarcas organizados para favorecer sus negocios pero ¿es la Iglesia católica una entidad con la moral suficiente para señalar que existen una especie de “malos” que manipulan al mundo?
No justificaré las acciones de las fundaciones Rockefeller o Ford, la reina de Holanda -dueña de la Shell-, Obama y demás participantes del Club Bilderberg porque sobre ese tema me parece que deben abundar los investigadores y los geopolíticos. A mi lo que me interesa es decirle a la cúpula católica que su gobierno, el Estado del cual son parte y que dirige un rey al que llaman “patriarca de Roma” o “Papa” que está en clara y evidente intervención en México.
No justificaré las acciones de las fundaciones Rockefeller o Ford, la reina de Holanda -dueña de la Shell-, Obama y demás participantes del Club Bilderberg porque sobre ese tema me parece que deben abundar los investigadores y los geopolíticos. A mi lo que me interesa es decirle a la cúpula católica que su gobierno, el Estado del cual son parte y que dirige un rey al que llaman “patriarca de Roma” o “Papa” que está en clara y evidente intervención en México.
Hace meses publiqué “México aún es colonia” y hoy tras las declaraciones del cardenal de Jalisco nos queda claro que a 200 años de la lucha independentista nuestro país es una colonia vaticana que se mantiene una intervención nacional violando nuestra Constitución con la complicidad de la derecha en el poder a través de los grupos oligárquicos que se creen los cuentos de dioses, vírgenes y cielos.
El Vaticano es un Estado dictatorial y fascista que a través de la cultura mesiánica no sólo induce el dogma sino lo impone a través de aparatos políticos, siempre están queriendo gobernar y cabildean para que el Congreso cambie la postura republicana laica. Ellos dicen que son la verdad absoluta y que el que no esté de acuerdo arderá en un lugar al que llaman infierno en donde hay fuego y un tipo que tiene cuernos al que llaman diablo.
¿Cuándo despertarán los mexicanos de este colonialaje? Cuando decidan dejar de creer en magia y asuman la responsabilidad de su existencia. Creer en magos, ángeles, dioses, vírgenes celestiales es dejar en manos de otros el camino que se recorre en la vida y darse atole con el dedo para echarle la culpa a otros de la patética existencia que se tiene debido justamente a la renuncia a la libertad porque se renuncia a la responsabilidad. Sólo es libre el que es capaz de responsabilizarse de sí mismo y de su relación con lo demás. Mientras no haya renuncia las fuerzas mágicas seguiremos escuchando verdaderas sandeces como la de Sandoval Íñiguez sobre los homosexuales, el aborto, las madres solteras o los indígenas.
México es colonia del Vaticano y le envía millones de dólares sin que la curia pague impuestos. Saquean al país y todavía se ponen de manera fascista a decirnos cómo debemos vivir. A Iturbide, Guerrero, Morelos o Leona Vicario les faltó largar al Papa de México para consumar efectivamente a la independencia nacional. Hoy a 200 años padecemos el no haber tenido esa visión que el presidente Juárez sí tuvo pero que hoy más que nunca hay que ratificar.
Las preguntas ahora que quedan después de todas estas declaraciones sacerdotales manipuladoras son ¿dónde está Gobernación? ¿Qué responderá el poder Judicial? ¿Qué hará la CNDH? Por lo pronto millones de mexicanos se aprestan a no bajar la guardia y a incrementar la fuerza activa política para someter al clero, a la iglesia católica, al imperio de la ley de nuestra república.
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