martes, 14 de septiembre de 2010

Ser tormenta del bicentenario.

Este artículo está dedicado especialmente a Carmen Aristegui, Lydia Cacho, Julio Hernández, Ernesto Lozano, Diana Mancilla, al pueblo de Atenco, la APPO, los papás de los niños de la ABC, las indias liberadas en Guanajuato, Jesusa, Patria Jiménez, Horacio Franco, Pedro Kóminik, Mario Lamia, Concepción Castillo, Lalo Zittle, Liliana L. Borbón, Martha Lydia Vivanco, Akil Ammar, Semeí, Elvia Montes de Oca, Salomón Hernández, Gloria Yolanda Oropeza, a los reboceros de Tenancingo, Ana de la Reguera, Gerardo Guerrero y a mi familia entre otros que son tormenta de este intenso bicentenario mexicano.
Faro de luz, espejo de justicia, gloria de la mañana, asunción de indios, bandera de lucha, niños muertos, aves buscando mejor cielo, montañas destruídas, ignorancia entronizada en y por el poder, todo aquí y ahora mientras reposo mi mente entre tus manos pueblo despierto que cobijado por un águila lastimado aún cree en el cambio.
Hoy hago un alto a 200 años de un inicio y te llamo a ti mexicano de este momento a que reclames con fuerza y acción una gran transformación que sea profunda y dolorosa como cuando a alguien le quitan un tumor para sanar luego.
Te llamo a ti que en cada mañana con el peso de la rutina y las mil frustraciones te bañas y vistes con ánimo que a veces no sabes de donde lo sacas. Te hablo a ti que sabiendo todas las desgracias de esta patria destruida cada mañana tomas de la mano al niño que es nuestra esperanza y le llevas a la escuela sabiendo que no hay calidad y que todos los sueños de mejora son oprimidos, reprimidos y humillados.
Te convoco a ti periodista modesto o vetado, escritor de talento no publicado; bailarina que asiste a clase en una casa de cultura abandonada; a ti músico que no tienes dinero para comprar una guitarra y a ti universitario que cuentas con angustia los pesos para pagar el metro.
Reclamo la atención de los indígenas que conozco en medio de las selvas y bosques, que caminan sin zapatos y comen plantitas a veces cocidas; busco a los micro empresarios que se truenan los dedos cada quincena o cuando ven el recibo de la luz y aún con todas las presiones son capaces de brindar dinero a un hijo o a un abuelo. A todo aquel que nunca dice lo que vive y pese a ello sonríe esperando con la quijada trabada que todo cambie y que se toma los puños con el alma porque no desea violencia porque cree que la única prosperidad del mundo viene de la paz sabiendo que ésta, está siendo pisoteada.
Hoy querido lector anónimo, a ti te llamo porque no tengo más que decirte que debes festejar este día de añoranza de libertad porque se están gastando nuestro dinero en fiestas inútiles con desfiles intrascendentes para las masas mientras en los palacios hay quien se agasaja y se ríe pese a que carga sobre sí miles de muertos, millones de pobres, fraudes, abusos, impunidad y olvido. Te pido que TE FESTEJES por ser ciudadano de carácter que cree en los ideales más altos y se atreve a ser tormenta de bicentenario.
Te busco a ti para que TE FESTEJES porque sabes trabajar aunque te griten “huevón” y porque buscas lo mejor para tus hijos aunque el gobierno se empeñe en descastarlo; te llamo a ti que te atreves a abrir tu pecho con exigencias en las aulas, las calles, carreteras, oficinas y plazas. Te convoco a TU FESTEJO ciudadano que has sido llamado naco, renegado, conflictivo, violento, mezquino porque tu has demostrado que eres más pacífico y letrado que los que desde sus palestras te han condenado.
Festeja con sonrisas y abrazos, con miradas de aliento y con besos a los niños más chapeados; festeja mexicano digno porque sabiendo todo lo que pasa sigues apostando por este país que aún no ve alborada. No importa si bailas norteñas o salsa, si bailas con jazz o con electrónica y que te valga si lo único que tomas es cerveza o tequila barato, festeja tu dignidad, tu fuerza y tu perseverancia porque tu eres más parecido a Morelos o a Hidalgo no como los que están en los palacios que son payasos. 
Festéjate... tú vales mucho mexicano.
Publicado en Milenio el 14 de septiembre del 2010. Manuel García Estrada. Córdoba, México, 1972.

2 comentarios:

  1. Manuel: no tengo nada más que decirte GRACIAS por tu asertividad, sensibilidad y por poner en tu texto lo que al menos yo siento por éste país y no creo que pocos mexicanos sintamos.
    Un abrazo y mil gracias por la dedicatoria.
    Horacio

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