martes, 21 de diciembre de 2010

Navidad 2010, vaya festejo.

Siempre he creído que la mejor fiesta del mundo es la navidad. No importa que sea ateo, me gusta lo que la gente se desea, opina, expresa en buenos deseos, árboles iluminados y llenos de esferas, sonrisas e ilusiones, sobre todo de los niños. Me parece que todos de una manera u otra nos sentimos de la misma manera, humanos.

Desde hace algunos años las navidades en México están teñidas de sangre, el parteaguas fue Acteal un 22 de diciembre en el que mataron a indígenas en una capilla en Chiapas. Ya no se sabe mucho de ello, todo pasó y la memoria entierra a los marginados estén vivos o muertos.

Hoy en día el país está en la misma desgracia nada más que muy concentrada ya que lo que antes era un asombro ahora es una cotidianidad. Terrible. Jamás había visto tal cantidad de tragedias en tan poco tiempo y jamás había visto tanta apatía, eso es horrible.

Esta Nochebuena me parece que aunque esté en compañía de mi familia estaré pensando en los demás parientes que tengo y que ya no están, no sólo a aquellos muy allegados que no están más sino de todos los que dejaron de existir como Marisela, los niños de la ABC, las muertas de Juárez, los asesinados en Oaxaca, Chiapas o Veracruz por ser homosexuales, disentir o defender lo creado como aquel ranchero de Tamaulipas.  Esa noche estaré con unos y con todos al mismo tiempo, mi conciencia dejó de ser individualista y se conectó con Todo. No puedo ir hacia atrás ni puedo hacerme tonto comprando el boleto de la omisión o la evasión, soy un hombre y como tal vivo. No hay cabida para la mentira ni para el egoísmo cobijado con falsa caridad cristiana u oraciones absurdas inventadas por controladores de masas esclavas.

En Navidad, el 25, despertaré sabiendo que es posible otra oportunidad de cambiar la realidad para todos pero que si no viene a la mesa, como le gusta a muchos mexicanos, iré por ella. Como lo he vivido todo el tiempo, así que no me costará trabajo.

Desde mi corazón y mente envío a ti, que me lees, un abrazo y un beso, recordándote como siempre que eres libre de tomar lo que te apetezca, que el cariño para ti lo mando sin prejuicios.

Aprieta con fuerza a quien quieres, dile que le amas y conecta tus fibras humanas al Todo que somos.

Manuel García Estrada

1 comentario:

  1. excelente manuel, gracias por esta reflexion,
    saludos desde Reynosa,Tamps.
    Me encanta esa parte de mandar el cariño sin prejuicios eso que he puesto en practica con las personas que me rodean, y me deja mucha satisfaccion, el abrazar contantemente a los que me rodean, de brindarle el cariño que Dios me permite compartir.
    Gracias !!!

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