lunes, 22 de agosto de 2011

En la frontera del caos

Manuel García Estrada /los Posmodernos-Milenio/


La posibilidad de crear una nueva sociedad viene de todos aquellos que harto cansados de lo que se vive han decidido generar cambios, en pequeña escala las más de las veces –como muchos en México- o en escalas universales como en España o Chile.

Seguramente pronto en México los hacedores de los cambios inundarán las calles debido a la falta de inteligencia, honestidad, capacidad y visión de la mayoría de los políticos y de todos los partidos. La gente se harta cada vez más de la soberbia, la negligencia, la mentira, el agandalle, la asquerosa corrupción y la hipocresía que nacen de esas mentes mediocres y estúpidas que logran acomodarse en cargos públicos o que obtienen candidaturas por echarse a los pies de simios del poder.

No creo en la posibilidad de la nada, creo absolutamente en el todo. En ese todo que los que están despiertos tienen en sus corazones y manos, en sus ideales y ánimo de lucha cotidiana. Cansa, cansa mucho, pero no debemos permitir que los asquerosos medianos triunfen con sus triquiñuelas y malinchismo que vende a países enteros al Fondo Monetario Internacional, la OCDE y demás organizaciones internacionales disfrazadas de ovejas cuando en realidad son lobos salvajes que devoran petróleo, oro, plata, bosques, agua, tierras esclavizando a las personas y haciéndoles creer que son libres porque pueden meterse cualquier cantidad de drogas, alcohol, pedir limosnas en la calle, vivir en el infrasexo o decir barrabasadas a través de un televisor fatuo y chabacano digno de lo más bajo de la intelectualidad o ejercer religión basada en la idiotez y la sumisión.

Los despiertos no se alteran con las verdades pero los mediocres se sienten exhibidos y por ello se tapan las orejas para no escuchar lo que de verdad sucede en todos lados; los medianos dicen que los que dicen la verdad no tienen modales ni son corteses porque quisieran que las apariencias continuaran y el imperio de la mentira, el engaño y la hipocresía se mantuviera mientras se persignan. Gente temerosa de morir que acabará como todos: podrida en los panteones o hecha polvo en una urna de templo. Gente que estorba al desarrollo de la ciencia, las artes, la filosofía con tradiciones que los manejan como animalitos del campo obedientes al pastor.

Lo que vivimos hoy en día no es una época de cambios, es un cambio de época en donde comienzan a tener nueva dimensión las palabras como libertad, democracia, justicia, paz, respeto. A los despiertos nos llamaran caos pero somos simplemente cambio y a los conservadores de derecha e izquierda no les gusta nada eso porque no pueden mandar a ciudadanos despiertos.

La vieja manipulación de que debíamos ser tolerantes se ha venido al suelo, no es lo mismo soportar al distinto que respetarlo, el teatrito se ha caído y ahora las mujeres harto cansadas de la violencia marchan como putas exigiendo equidad y riendo de los gobiernos burros que con marcar áreas de color rosa en los autobuses creen que hacen algo para que el machismo se acabe.

Una nueva sociedad no será mientras se quiera ver al futuro con la nuca, mientras los jóvenes sigan creyendo que los partidos que han sido represores y ladrones hoy son distintos, mientras esos jóvenes vayan como borregos incoherentes a echarse al suelo para ver a un Papa que los detesta en su frescura, creatividad, pasión por la vida y necesidad de transformación. Una nueva sociedad no será mientras se siga dependiendo de instituciones internacionales que sólo enriquecen a un puñado de manipuladores y ambiciosos explotadores que no tienen llenadera, así que hay mucho que hacer y muy poco que decir. 

Ya es hora. 

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