Todas las encuestas colocan a Enrique Peña Nieto muy superior en las preferencias electorales para la Presidencia de México. Sin embargo, cables diplomáticos filtrados por
Wikileaks revelan que el aspirante priísta desde el año 2009 ha financiado encuestadoras y medios de comunicación para crearle una imagen favorable. El objetivo: hacerse del poder, a como dé lugar.
por Blanche Petrich / La Jornada
A partir de enero de 2009 y “casi seguro que hasta el final del sexenio”, la embajada de Estados Unidos ve al PRI “haciendo política y campañas electorales guiado exclusivamente por el objetivo de reconquistar el poder en 2012 y lidiando con los conflictos internos que conlleva ese intento”.
Para el aspirante del tricolor a la Presidencia mejor posicionado, Enrique Peña Nieto, operar en “modo campaña” incluye la transgresión de algunas normas que se registran en el
cable diplomático 09MEXICO212, como el pago bajo la mesa a medios de comunicación a cambio de coberturas favorables y el financiamiento a empresas encuestadoras que ofrezcan resultados favorables al PRI mexiquense.
Para conseguir su meta –según un análisis de la entonces encargada de negocios de la embajada estadunidense, Leslie Bassett, en un cable para el Departamento de Estado–, el gobernador del estado de México “tenía que demostrar que era capaz de traducir su enorme popularidad personal en resultados electorales” (para las elecciones legislativas y municipales de julio de 2009).
Así lo expresa en el cable
09MEXICO212, redactado el 26 de enero de ese año y clasificado como confidencial (filtrado a este diario por Wikileaks). Bassett reporta: “Quizá como nunca lo había hecho en procesos electorales previos, el mandatario estatal está concentrado y ha lanzado proyectos de trabajo en zonas que le pueden aportar votos; analistas y líderes de su propio partido han expresado ante consejeros políticos de la embajada sus sospechas de que está pagando dinero a los medios bajo la mesa para favorecer una cobertura favorable, y también que financia a empresas encuestadoras para que presenten resultados alterando las tendencias a su favor”.
Tres meses después, la representante de Washington en México desayunó con la entonces presidenta del PRI, Beatriz Paredes, quien le aseguró que si Peña Nieto conseguía “conducir con éxito las elecciones estatales de 2011″, sin duda el mexiquense sería “el candidato más fuerte” para la carrera por la silla presidencial en 2012. Esto fue el 24 de abril de 2009.
En ese momento, el Revolucionario Institucional se preparaba para las elecciones intermedias de 2009, con la esperanza de convertirse en mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. Y Paredes –que entonces dirigía al tricolor y contendía como plurinominal para la Cámara de Diputados– no se contuvo a la hora de criticar al PAN, su principal rival, al que calificó de partido que “demostró ser incapaz de madurar y dejar su papel de opositor para asumir una verdadera posición de liderazgo”.
Basset detecta en esa coyuntura un quiebre en la relación entre el priísmo y el panismo. Paredes lo confirma: “Insinuó que las relaciones de su partido con el PAN iban a empeorar, incluidos los términos en los que se desarrollaría el siguiente periodo legislativo, si el blanquiazul continuaba con su estrategia de acusar al tricolor de tener nexos con el narcotráfico”. La líder destacó que su instituto había apoyado al partido oficial “en más de 95 por ciento de sus iniciativas legislativas”, pero que el panismo había puesto en riesgo esta cooperación con sus “referencias cáusticas”. Anticipó que en el futuro esta relación podría “volverse hostil”.
Al referirse a la estrategia del gobierno de Felipe Calderón en materia de seguridad, Paredes dijo que el PRI habría sido “mucho más eficaz”.
Esta conversación consta en el cable confidencial 09MEXICO1202, uno más entre un paquete de despachos diplomáticos en los que se hace puntual seguimiento de la evolución de la carrera de Peña Nieto entre 2006 y 2009.
En el encuentro, que fue cordial, según se desprende de la redacción del cable, Paredes se declaró fan del presidente Barack Obama y por tanto incapaz de dar una opinión objetiva sobre la visita que poco antes había hecho el mandatario estadunidense. También se mostró “comprensiva” ante algunos temas que suelen crear comentarios ríspidos en la relación bilateral, como el del tráfico de armas (en el que oficialmente el gobierno de México exige a Washington mayor control) y a la lentitud con la que el gobierno de Estados Unidos aprobaba el financiamiento para el cumplimiento de la Iniciativa Mérida.
En cambio, aunque fue interrogada insistentemente sobre sus propias aspiraciones presidenciales, Beatriz Paredes declinó comentar el tema.
Afilando navajas
Para medir la temperatura política, un semestre antes de las elecciones intermedias los asesores políticos de la embajada se reunieron por separado con quienes eran los secretarios de relaciones internacionales de ambos partidos: Celso Delgado, del PRI (entrevistado el día 20) y Juan Bosco Tinoco, del PAN, el 23. Estas conversaciones están registradas en el cable mencionado inicialmente.
Delgado comentó que su partido “iba a centrarse en una campaña negativa contra el PAN, destacando la negligencia de sus autoridades hacia el sector agrícola, el deterioro de la economía y la idea de que el blanquiazul no es menos corrupto que lo que fue el PRI”.
Según el cable, estas críticas “tenían algo de cierto” y entre las filas panistas había preocupación de que esta percepción los dañara y favoreciera a sus rivales. El panista Tinoco les platicó a los estadunidenses que su partido había organizado dinámicas de discusión con grupos (focus group) internas para conocer el ánimo de la gente y que, a diferencia de los resultados del otoño anterior, en el que la opinión mayoritaria comprendía que las dificultades económicas eran reflejo de la crisis global, en enero esta visión más negativa responsabilizaba al gobierno de Calderón de que no hubiera tomado medidas para mitigar sus efectos.
El 8 de julio de 2009 la embajada reporta los resultados electorales, muy favorables para el tricolor, especialmente en el estado de México; incluso inesperados, “según nos dicen algunos de nuestros contactos dentro del PRI”, refiere el cable
09MEXICO1993. Ahora sí, para los diplomáticos estadunidenses, Peña Nieto es el “gran ganador”. En 2006 su partido sólo había ganado en siete distritos electorales; ahora tenía 38 en el bolsillo, de un total de 40. El PAN, en contraste, es “el gran perdedor”.
El pulso político que se mide en la misión vuelve a cambiar, ya que los priístas ahora reconsideran cuál será su actitud en la Cámara de Diputados que controlan. “El partido tendrá que tener cuidado de no traspasar la frontera de la responsabilidad en su trabajo legislativo a riesgo de perder el apoyo electoral que con tanto trabajo consiguió este 5 de julio”.
Carlos Flores Rico, diputado priísta, dijo a los asesores políticos estadunidenses que sus correligionarios que pensaban que Peña Nieto “sólo era una cara bonita con poder de atracción a escala nacional, sin perspicacia ni habilidad política, ahora tienen que reconsiderar su opinión”.
Pero la “estrella en ascenso” que los diplomáticos empiezan a apreciar en 2009 no tenía ese brillo en 2006, en un cable (
06MEXICO1370) enviado el 13 de marzo por el entonces embajador Anthony Garza, comentando los resultados de las elecciones para diputados estatales y presidentes municipales del día anterior. En ese cable se incluye la opinión de “un observador afiliado al PRI” que asegura que Peña Nieto fue el “gran perdedor” del día. El PRI, lastrado por el escándalo de la corrupción del ex gobernador Arturo Montiel, perdió algunas alcaldías y obtuvo un magro margen en la legislatura. Su estrecha ventaja la consiguió, según este análisis, gracias a la apatía en la jornada electoral.
La abstención alcanzó 40 por ciento en el estado. Eso tradicionalmente beneficia al PRI, gracias a su voto duro. A la embajada le impresionó mucho más el desempeño que tuvo el PRD, que fue capaz de desplazar al PAN a la tercera fuerza electoral y logró debilitar un tanto al gobernador mexiquense.
Todavía en septiembre de 2008, otro cable de la embajada, el
08MEXICO2793, advertía que las elecciones intermedias de 2009 se presentaban “muy cuesta arriba” para el PRI, aunque este partido había logrado presentar una fachada de unidad en su 23 asamblea nacional, celebrada en agosto de ese año. Peña Nieto, en opinión del analista, todavía tenía que pelear por consolidar su lugar entre otros aspirantes, como los entonces gobernadores de Veracruz, Fidel Herrera, y de Sonora, Eduardo Bours, o el líder del Senado, Manlio Fabio Beltrones.
En esa coyuntura, el PRI quería promocionarse como la fuerza política capaz de cumplir con sus metas. En conversación con los consejeros estadunidenses, el que era entonces vicepresidente de la mesa directiva del Senado, Francisco Arroyo, comentó de manera cándida que “para bien o para mal, el público mexicano percibe al PRI como el partido que roba, pero que gobierna bien”.
El despacho refiere las reformas a los estatutos del partido aprobadas en su asamblea, entre ellas una nueva distribución de influencias internas, que reducía el poder de los gobernadores –a quienes algunas voces internas culpaban de las pugnas dentro de la organización– y devolvía facultades que había perdido el Comité Ejecutivo Nacional.
También cita la adopción de la socialdemocracia como definición ideológica del PRI, y como piedra angular que le permitiría diferenciarse del conservadurismo del PAN y la inclinación más a la izquierda del PRD.
Pero más adelante, interrogados por los funcionarios de la sección política de la embajada, los priístas no pudieron ofrecer una definición clara de su visión socialdemócrata. “Sólo nos dijeron que su plataforma era más parecida a la de sus pares en Europa que a la de Hugo Chávez (el presidente de Venezuela).”
A pesar de todos sus lastres, el análisis de 2008 concluye que “el PRI está bien posicionado para la elección del 2009″ y “mantiene intacta su maquinaria política, con todo y sus 31 gobernadores”. Añade que sus representantes propagan, “así sea de dientes para afuera, que aprendieron la lección del 2006 (la estrepitosa derrota de Roberto Madrazo) y que, dispuestos a avanzar, se restructuran y permiten el surgimiento de nuevos líderes”.