lunes, 2 de abril de 2012

El burro que se creía Pegaso

Manuel García Estrada


“Y volarás entre las nubes más bellas y todos te amarán para siempre” le narraba su madre cuando pequeño y él creía que así sería. Con el paso de los años creció entre padrinos y madrinas que le hicieron todo fácil y para llamarlo le decían “tú eres Pegaso, el más bello de todos” y genuinamente él volaba en el cielo dando besos a las montañas de caramelo aprobando materias por ser hijo o sobrino de alguien importante.

Pasó más tiempo y sus amigos y parientes le hacían todo fácil, a su alcance, nadie le exigía nada más que ser obediente. Un día fue el más poderoso de los habitantes de su aldea pero llegó a esa jefatura por conspiración de su familia y alcanzó la opulencia y le dijeron que podía ser el más importante de todos ellos, así pues lo enviaron a competir por el cetro del reino.

Estando ya en las nubes de sus sueños se creyó monarca indiscutible y afanosamente asistió a la feria de la alfalfa. Él tenía su propia cosecha de la planta y llegó a mofarse del resto pero nunca esperó que el mago de las letras le pidiera que narrara cuál era la mejor de las alfalfas y no supo qué decir. Todos se rieron de él y no tuvo más sueños ni más rescates de sus parientes.

Lloró tanto que la lechuza le pidió que fuera al espejo del cerro mágico a ver su realidad en un espejo. Llegó sigiloso y temeroso y se sorprendió enormemente cuando descubrió que no era un Pegaso blanco sino un burro gris y opaco.

@ManuelGarciaES

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