Manuel García Estrada
A veces pareciera que la mente avanza mientras la sociedad retrocede pero no es así. Es la élite que domina mediante el engaño y la manipulación desde los templos, los medios masivos y las instituciones del poder. Me he dado cuenta que hay un mundo aparente en el que los mediocres y los estúpidos creen y hasta se deleitan en él yéndose su vida en tonterías sin sentido que las más de las veces atacan a su propia existencia porque creen que vivir es estar en manos de los demás. No es así.
Observa que este asunto social, político, religioso y económico es un tema del cerebro, de cómo configuramos nuestra realidad y de cómo permitimos o no que nuestras ideas sean sometidas a las ideas de otros que en el mundo tangible llamamos “intereses”. Son la apatía y la holgazanería las que permiten el colapso de nuestra gran polis para beneficiar a otros.
En estas últimas décadas miles de personas en todo el planeta hemos venido realizando un sin número de acciones a favor de la democracia, de la república, de la libertad de pensamiento y vida, de los derechos para todos y es en estos últimos meses cuando todos hemos descubierto que en todos lados sentimos y queremos lo mismo. El bien-estar es un asunto no de políticos sino de la vida misma, así vivimos miles de años, la miseria masiva es cosa nueva en la Humanidad.
Ver a través de los medios, la religión o el gobierno desmerece a lo mejor de la vida porque ¿de verdad hay quien cree que los medios de comunicación no generan opinión pública y la manipulan? Sólo los tontos. ¿De verdad hay quien cree que la religión sostiene una idea veraz? Sólo los necesitados de terapia para poner en manos de otras fuerzas sus patéticas y mediocres existencias. ¿De verdad hay quien cree que el gobierno está del lado de la gente? Nos queda claro que en esta farsa democrática ni en sueños.
Los crédulos, los ciegos mentales, los ignorantes sin reflexión, los ladinos, los corruptos, los sociópatas, son los que sostienen esta gran estructura de mentiras, manipulación, engaño, muerte, robo e injusticia que evidentemente no brinda paz alguna ni libertad posibles. Sólo el desmantelamiento del sistema es lo que posibilita a todos alcanzar la genuina democracia o al menos la verdadera lucha por la democracia.
La envidia es la fuerza venenosa que más utiliza la élite para poder reclutar codiciosos sin principios, sin pensamiento, sin corazón. Esos sujetos que deciden colocar sus servicios en manos de los poderosos son el aceite de la gran maquinaria porque son mercenarios sociales, económicos y políticos que han colocado al dinero, al tener, como lo más importante de la vida. Se dan cuenta de su error cuando en el lecho de muerte no hay oro que valga. Aquí te vienes a morir seas Peña Nieto, Obama, Ratzinger, Pepe, Toña o José.
Hoy cuando todos en el mundo estamos despertando, mientras otros se meten a sus corazas de pánico ante la libertad, la paz verdadera y la democracia, pareciera que perdemos los que a través de artes, ciencias, cultura, educación, activismo, denuncia, trabajo y buena voluntad queremos un real bien-estar pero las patadas de ahogado del Vaticano, Wall Street o la City podrían engañarnos. No lo permitamos. Nuestra cita vital es con los valores laicos superiores de la Humanidad y debemos recordarlo cada día aunque nos llamen locos, revoltosos, nacos, proles, chusma, putos, indios o perroflautas porque es mejor ser todo eso que crédulos de mentiras y cómplices de asesinato. ¿Qué por qué animo a todos a seguir peleando por esos valores? Porque estoy cumpliendo 40 años y a veces, como tú, siento que nuestra lucha no ha traído frutos pero es todo lo contrario.
Sonríe, la lucha sigue.
@ManuelGarciaES
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