martes, 11 de enero de 2011

Marcelo y su vanguardia (Para la revista Homópolis)

Manuel García Estrada

En los años recientes la vida homosexual no sólo está más a la vista de todos en México sino que está más aceptada y aunque el DF viene a ser como una isla de derechos en medio de un océano de retrógradas gobernadores y legislaturas no existe una campaña de parte del gobierno que integre a los gay en la sociedad de manera humana.

Actualmente no falta el taxista o policía que le diga “puto” o incluso “gay” a alguien para intentar ofenderlo y aunque no es común que un homosexual se sienta ofendido debido a que esas palabras dejaron de tener el sentido de hace años si resulta molesto escucharlas como  muestra de que el intento es segregador y hay una expresión de odio.

Marcelo Ebrard posee a través de la Secretaría de Cultura la posibilidad de integrar a los homosexuales, bisexuales, transexuales y transgénero de verdad haciendo que la ley para el desarrollo social se cumpla de manera efectiva en el Distrito Federal. Esa ley es clara al mandar  que un valor común es la diversidad pero además dice que para SER debe generarse en los conglomerados humanos la llamada cohesión social. Mientras eso no ocurra no veremos un desarrollo verdadero.

El Distrito Federal en su gobierno puede abrir espacios de manera verdadera a los LGTB ya que hacer exposiciones de gays en las galerías, cines, teatros, por ejemplo, crea espacios en donde lo gay es artístico pero ¿y los homosexuales que no hacen artes? ¿Qué hay de los que son médicos o ingenieros en sistemas y que su pasión es el deporte, el debate, la ciencia o echar cervezas viendo fútbol? Repetir el modelo de ghetto callejero como la Zona Rosa en artes se me hace una falta de respeto a la diversidad porque el generar políticas y espacios especiales convierte a esas acciones en exclusividades… es decir, excluyen a otros.

No es necesario que se trabaje tanto en diversidad dentro de la comunidad LGTB el sentido de integración social es que se trabaje en su comprensión para y de los bugas (heterosexuales) porque es ahí en donde no está haciendo su trabajo la secretaría de cultura o las comisiones e institutos de derechos humanos.

Comprender que hay torcidas, vestidas o chacales  dentro de la comunidad se aprende fácilmente sin carteles pero entender que tú médico, sacerdote, maestro o papá con bigote y barba es homosexual es más complicado. Al no querer aceptarlo miles de bugas presionan socialmente a que ese individuo se comporte de una manera “correcta” es decir, que se no se muestre gay. No es necesario que sea joto sino que pueda expresarse sin tapujos respecto de su pareja, novio, amante, sentimientos o ideas. A medida que la censura social disminuya realmente podremos ver de manera más natural a las familias no tradicionales porque no hay temor ni de que esconderse.

Una campaña en donde incentivar al visita a museos tenga fotos de familias diversas o que haya espectaculares con fotos de familias patergenéricas yendo al Seguro Social ayudaría a que los bugas vean de manera más natural lo que es “escandaloso” para los ortodoxos católicos pero ayudaría más que se hiciera de manera permanente y por ley. Una buena campaña además procuraría inspirar a los habitantes del DF en laicismo, diálogo, libertad de expresión, respeto, solidaridad y humanismo. No basta con decir que los homosexuales existimos y la ley nos protege, queremos que las mentes de todos nos hagan ser parte de la vida social sin tapujos.

Otra campaña cultural podría enfocarse directamente a los LGTB en donde se les inspirara a salir del clóset, a expresarse y por supuesto a ilustrarse porque aún hay muchos homosexuales que siguen considerándose “pecadores” y sólo el conocimiento les liberaría del terror psicológico que las religiones imponen.

Liberando con ideas y conocimiento a la gente la integración verdadera sería real, acabando con el dogmatismo agonizante pero militante podría construirse lo que Marcelo dice buscar: la vanguardia, que es una palabra mamona, en realidad debiera decir que busca hacer del DF una entidad humana y de paz, de prosperidad y desarrollo porque lo vanguardista no es cuidar los árboles o andar en bici, casarse entre hombres o priorizar al transporte público, eso es cumplir con las normas del desarrollo sustentable, los tratados internacionales y aceptar el principio de realidad pero si el jefe de gobierno le llama al despertar de conciencias “vanguardia” se podría quedar con el uso de la palabra.

1 comentario:

  1. Te felicito por el texto. Definitivamente un tema muy controversial el que expones. Coincido en mucho contigo en el tema. Seguimos en contacto!

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