martes, 4 de enero de 2011

Viaje al fondo del 2011 / I de II (Mi columna en Milenio)

Los Posmodernos (4 de enero, 2010)


Las elecciones del Estado de México se aproximan como aperitivo al proceso electoral presidencial y con ello las pasiones comienzan a dispararse a todos lados hasta que se integren ideas, estrategias y campañas en el camino de la paranoia política en donde todos declararán que ganarán y que son los mejores; en medio de todos los seudopolíticos –porque en realidad son grilleros- estarán los vecinos y familias que se dividirán, confrontarán y hasta atacarán como si en ellos fuera a reposar el poder. Nos queda claro que el poder no es de la gente en esta seudodemocracia dirigida por un puñado de oligarcas y cúpulas partidistas.
Vienen ya los días en que unos traicionarán a otros, tribus venderán a sus miembros, berrinchudos aspirantes a candidaturas no seleccionados se irán corriendo a otros partidos y las acusaciones respecto del mal uso de los recursos federales o estatales saldrán hasta por debajo de las piedras.
Gran show montado que a mí ya me comienza a dar risa porque más que elecciones parece fiesta de inmaduros escuincles que desean dulces sin importar el costo. Democracia circense en donde los payasos y trapecistas son aclamados por un público que sólo piensa en cuántas palomitas comerán y la posibilidad de comprar fotos de recuerdo.
Esta “porción es de la prístina cuna de la gran libertad nacional”, es por excelencia la más desordenada de todas las entidades del país, en ella cualquiera puede invadir tierras amparado en banderas antorchistas o de “reivindicación” de derechos, talar árboles, construir malls en medio de fraccionamientos o universidades entre calles de dos carriles e ir a una boda enfundado en traje aparentando que se cree en los valores más álgidos de la república, la economía justa o en las artes como suprema posibilidad de estatus. Ya basta.
El talento e inteligencias que se asientan y nacen en el Estado de México son enormes, su gente es de la más capaz y trabajadora del país pero parece que la apatía les gana en el tema de la democracia quizás porque están hartos de tanta burla o sencillamente porque no “necesitan” preocuparse de eso en un estado que anda solo, incluso sin gobierno, ya que posee la infraestructura industrial y empresarial más amplia y estructurada que está en el anillo de influencia del Distrito Federal.
Pero cómo quitar a la gente la apatía cuando sus políticos piensan en las arcas nacionales, no en su gente, no en sus municipios.
La elección que viene no brindará un genuino desarrollo al Estado de México por donde venga ya que no se ampliará el espectro de ofertas mediáticas, culturales, derechos humanos, educación, justicia. Se necesitaría un cambio radical desde la base social mexiquense que a través de algún candidato definido, fuerte, distinto de verdad, se instalará en el palacio de gobierno.
No será así, hasta este momento hay figuras que si no son grises o brillantes en el carisma sólo ofertan administrar la entidad en lugar de gobernarla, escuincles en pleito ranchero que gritan quién está de su lado pero no qué piensan o qué cosmovisión ofrecen. Chamacos que ansían tener hartas despensas que regalar y hartas promesas vacías que no cumplirán, niñitos que quieren golpear la piñata a favor del 2012 y no a favor de los mexiquenses.
El mexiquense debiera castigar a todos los políticos que han convertido a su democracia, a su proceso electoral estatal, en una presentación telonera de otra elección y que ha olvidado las aspiraciones de los habitantes de la “prepotente existencia moral”.

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