Manuel García Estrada
@ManuelGarciaES en Twitter
“¿Qué se murió mi compadre? No pos hay que hacerle un monumento para recordar la obra de tan importante político. Siempre estuvo defendiendo al pueblo y ayudándolo, pavimentó calles y metió el teléfono en su pueblo, hizo todo lo que pudo por ser lo que fue, un gran hombre al servicio de este país” vendría a ser lo que un político dice de su padrino, compadre, mentor o amigo pasando por encima de los intereses de la gente. Después de eso viene el uso del dinero público para erigir una estatua a la memoria de quien desde el gobierno fue ejemplo a seguir pero ante los ojos de la gente no hubo nada digno en su trabajo.
Hay una serie de monumentos y actos públicos aberrantes y viles como el nombrar calles como Arturo Montiel, hacer esculturas a Fox, Fidel Velázquez, Colosio, Hank González entre otros. El gran cacicazgo hace de las suyas creando héroes que no lo son ni fueron, escribiendo la historia que somete y ensucia a las nuevas generaciones.
¿Qué puede inspirar un sujeto como Fidel Velázquez a los niños? ¿La de un represor de trabajadores que desvió dinero para sus bolsillos acallando protestas y declarando que los obreros debían apretarse el cinturón? (escultura en CTM, DF) o Fox el gran traidor a la democracia (escultura en Veracruz).Todas esas jaladas deben terminar en la chatarra pero debe haber denuncias penales contra los que usan el dinero del pueblo de manera negativa como cuando el ex gobernador de Nuevo León Alfonso Martínez Domínguez hizo en 1982 una escultura de López Portillo, “obra” que acabó rematada como basura.
El día en que México se decida por hacer un cambio de régimen habrá que echar al suelo esas esculturas patéticas y viles financiadas con el dinero de todos para aplaudir la memoria de gente que ha destruido a la nación. No merecen ser recordados más que como personas que han degradado al país evitando su desarrollo. A mí no me dan atole con el dedo, a mí no me manipulan ni me pueden someter ideológicamente para que crea en la historia de los que la escriben desde el poder. Es como creer en la versión de Cortés y no revisar la de los aztecas cuando se colonizó a México. Es como creer la versión de la Segunda Guerra Mundial que escribieron y siguen escribiendo los gringos y los ingleses. Creer ciegamente en lo que los vencedores, déspotas, tiranos y opresores disminuye a cualquier persona como le pasa a los seguidores de Gadafi: defienden lo indefendible y se convierten en cómplices de toda la basura de ese gobierno.
¿Por qué no erigir monumentos a los señores del Anáhuac o a los grandes pensadores de México? Para hacer obras así la gente organiza colectas hasta de llaves para conseguir el bronce pero ¿cuándo han visto una colecta para hacer un monumento de Cárdenas? Eso no se hace porque son los dineros del pueblo los que se usan para entronizar a lo más bajo de un gobierno que se cree su propio mito.
Las mentiras son el cotidiano mexicano y se evidencia con mayor fuerza en esos discursos y aplausos a los que por compadrazgo o influyentismo se hicieron gobernadores, presidentes, diputados, senadores o alcaldes. Puras mentiras históricas para que se vea como salvadores a los nefastos y mediocres gobernantes del México contemporáneo, exactamente como lo hizo Stalin.
Los que desean e impulsan la creación de mitos y mentiras con falsos próceres sólo realizan esas propuestas para ver cuánta plata o influencia se ganan, no poseen moral alguna y ven al país como fábrica de dinero, les falta ética y respeto a los demás. Hay que acabar ya con las tradiciones farónicas y con las mentiras en la historia que tanto dañan a todos.
cierto, muy cierto pero, ¿qué pasa con nosotros? Yo creo que para algunos, sin pretender que seamos la mayoría, no nos resulta el gran secreto lo que nos revelas acá. Entonces, ¿qué sigue? ¿cuáles son las cosas que si podemos hacer y que tengan ese gran impacto o ese gran cambio en nuestro futuro inmediato?
ResponderEliminarEs básico conocer el mal, evaluar el daño y a partir de ahí buscar la cura... sólo que los remedios al alcance no pintan un mejor panorama.
En fin, hay mucho trabajo por hacer.