Manuel García Estrada
La mañana del 21 de marzo de 2011 un tweet llamó mi atención, Jacobo Zabludovsky criticaba a Enrique Peña Nieto expresando que para ese priísta la democracia o las instituciones eran un tanto estorbo. Cuando leí la postura de Jacobo sencillamente vi en mi mente la imagen de cuando ese periodista hablaba del movimiento estudiantil de 1968.
Jacobo Zabludovsky siempre sirvió al régimen, nunca peleó por la prensa libre ni por la democracia mexicana, sin embargo ahora está muy montadito en ella y se siente parte de ella. Está muy equivocado, es justamente por sujetos como él que México ha llegado a la podredumbre sociopolítica. Ese señor que ahora muchos lo respetan por los años que lleva en el periodismo debieran al mismo tiempo recordar que no merece bajo ninguna circunstancia ese respeto ya que se hizo de mucho dinero por ser un buen comodín.
La supuesta izquierda que ahora ve como aliado al señor Zabludovsky es rastrera e interesada, quiere sumar una voz mediática cuando en realidad ese señor fue quien más tundió a los movimientos sociales y populares de México siendo el proyectado como más importante de los periodistas nacionales por el monopolio Televisa. Quienes lo defienden en los medios son como él, gente que creció creyendo que ser amigo de los importantes políticos o artistas era lo vital y parte del premio de salir en la Tv. Cual gerente de estación de radio que sin título tiene llena la pared de su oficina con fotos de famosos para sentirse famoso.
No hay excusa ni pretexto alguno para que Jacobo no desafiara el régimen si de verdad creyera en la libertad de expresión y pensamiento. Lo hicieron los muchachos de 68 que hasta con sangre pagaron la cuota de evolución de un país. Jacobo estigmatizó a aquellos estudiantes y los marcó para siempre. México no puede ni debe perdonarle ni olvidar el daño causado. Si ahora no está en Televisa y ya habla con mayor libertad no se debe a él sino justamente a los activistas, movimientos y esfuerzos ciudadanos de este país que él atacó.
Jacobo era y es una versión diferente pero muy similar al vergonzoso Joaquín López Dóriga que en un comentario nos dejó claro el nivel de su profesionalismo con el “juay de rito”. Los supuestos grandes comunicadores de México han imposibilitado al verdadero talento y a la inteligencia el ascenso para estar ellos gobernando medios en su imperio de mediocridad y chayote.
Zabludovsky y López Dóriga son exactamente la misma bazofia mediática que al estar en el monopolio televisivo son ensalzados y proyectados como los “mejores” cuando en realidad lo son pero para agacharse ante el poder y sacar lo más ruin de su existencias. Ellos han traicionado al pueblo de México del que han comido y al que le deben fama pero que al final observan como masa incapaz de pensar o reflexionar.
El daño que Jacobo o López Dóriga han hecho al país en su pensamiento, en su opinión, sólo es reversible cuando en las escuelas de comunicación se desmitifique a estas vacas sagradas que ya deben salir de los medios y dedicarse a hacer el bien a la mayor cantidad de gente que puedan después de tanto mal realizado.
Este es tiempo de cambio profundo y verdadero, no de simulaciones. Si Zabludovsky quisiera de verdad ser parte de la democracia de México su posición no debiera ser sólo critica para con Peña Nieto sino con los propios medios que él conoce, para con los demás políticos nefastos que él trata.
La simulación en los medios nacionales es como la de “proceso”, revista que ha gozado de fama y prestigio por sacar a la luz lo que otros medios no hacen pero que en lo profundo no es más que un corporativo que busca como finalidad el dinero. Muchos le temen a “proceso” pero en realidad no es tan poderosa una publicación que no es leída por las masas y que viola derechos de los trabajadores. “Proceso” está minada desde dentro, su gloriosa fundación ya es historia y actualmente se ha convertido en una publicación sensacionalista en donde muchos chismes son proyectados como noticias. Eso es completamente anti ético.
Para colmo la legendaria revista no puede hablar de libertad de prensa y de derechos cuando pisoteó a Sanjuana Martínez. La humillación hacia Sanjuana nos muestra la misoginia y mediocridad que impera hoy en día en “proceso” y la incapacidad de entender que las personas tenemos derecho a disentir sin que nos convirtamos en enemigos. Una voz crítica es una voz favorable a la evolución del pensamiento, cuando eso no se comprende lo que se tiene al final es una mediocridad en ascenso.
“Proceso” fue. Cuando decidió largar a Sanjuana nos quedó claro a todos que el país ya estaba contaminado hasta en lo antes era parte de los sano o rescatable y que ahora no guarda diferencia alguna con pasquines provincianos que aparecen en temporadas electorales para como sanguijuela chupar lo que pueda del poder con tal de hacer de la información dinero. Manipulación toda. Para quienes sacan la espada para defender a “proceso” lo hacen anteponiendo a Scherer, pero Scherer fue también y su fama actual se debe a los periodistas de su época que cierran filas entre ellos con tal de que no sean criticados o desafiados con cuestionamientos todos ellos, como vacas sagradas que son pero que ya pasaron de moda.
La transición de México no se dará mientras se sostengan nombres como Krauze, Scherer o Zabludovsky que equivalen a nombrar dentro de los “empresarios” a Slim, Zambrano, X. González, Azcárraga o Aramuruzabala, son parte del país que fuimos y se pudre no permitiendo a las nuevas generaciones florecer como demócratas o republicanos. Esa gente creció gracias al régimen, ya sea por servirle dócilmente o por no maximizar datos o coaccionar al poder. Ninguna prensa ni empresa es moralmente apropiada para un país que desea ser libre si se basa en lo más bajo de la esencia humana para crecer.
Hoy Zabludovsky o Scherer no tienen cara para defender a la prensa libre porque ya sea siendo dócil perro de la escuela del doctor Goebbels a favor del régimen, como Jacobo, o violador de derechos como Julio, les ha quedado ya exhibida su congruencia, su integridad, que es lo único que brinda credibilidad. Los que relativicen sobre ellos serán justificadores y permisivos sujetos que podrían justificar el asesinato de activistas, mujeres en minifalda, fraudes electorales o empobrecimiento del pueblo. ¿Que por qué se les señala directamente? Porque si para los aplausos gustan de mostrar su nombre y rostro, lo mismo se debe aplicar para cuando hay que decir lo que a ellos, justamente, no les gusta que se diga.
Si queremos un país libre y democrático bien valdría aplicar un poco de filosofía feng shui a la prensa: hay que sacar de casa lo que no sirve para tener espacio para lo nuevo.
Excelente artículo, estimado Manuel.
ResponderEliminarLas cosas ya no pueden seguir funcionando así en ese país.
Los mexicanos no podemos permitir olvidar grandes acontecimientos que perjudicaron al país, los tropiezos de los gobernantes. No somos ratas de laboratorio para ensayos.
La remataste bien,, opino lo mismo!
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