Los Posmodernos la Condesa para EX!
Manuel García Estrada
En medio del huracán chilango existe un espacio en donde la vida transcurre como en una pequeña aldea, un lugar en donde hay muchos árboles, cafés en las aceras, paseantes con mascotas educadas, niños que juegan sin importar su origen, ciclistas vestidos de traje o con shorts y lentes grandes de colores. En muchas de sus calles por las mañanas huele a pan horneado y los pájaros inundan la atmósfera con su trino. Este lugar se llama la Condesa.
Mucha gente ha escrito sobre cómo nació pero a mí me importa más el estado en el que se encuentra ahora porque es un espacio donde más allá de la mezcla magnífica de estilos arquitectónicos contemporáneos su riqueza consiste en la multietnicidad, policulturalidad y diversidad armónicas.
Si alguien quiere estar en la Condesa para fundar un ghetto se equivocará ya que el barrio es un lugar de gente tan distinta que es imposible convertirla en un espacio racial o étnico, mucho menos religioso o de una ideología determinada. En este lugar puedes ver a los más fresas comer y hablar del buen gobierno derechista en un restorán nice y al caminar en el parque México puedes hallar a activistas de izquierda denunciando los asesinatos de mujeres mientras a unos metros están los apocalípticos anunciando el final de los tiempos con música de fondo: gaitas celtas o jazz de los años 30’s.
Por las mañanas y en los atardeceres hay muchos corredores en los parques o en la avenida Ámsterdam, pasan los musculosos que van o vienen del gimnasio y ves a los chavos instalados en la moda ir o regresar de sus oficinas mientras escuchan música de lo más variado e interesante. Gracias a estos aldeanos es constante ver a los nuevos artesanos de México que hacen muñecos de felpa que parecen extraterrestres o a músicos con discos independientes que se presentan en el parque España.
En la Condesa todo sucede a la vez y nadie condena al otro, conviven así, en sus diferencias que no sólo son físicas, hay de todas las etnias, sino en las culturales. Hay gente clavada en lo medieval, en la tecnología o amantes del café y el té chai. Hay que mencionar que aquí el chai se vende hasta en bicicleta.
Actualmente la Condesa tiene alquileres muy caros, algo que debe frenarse por el bien cultural del espacio porque a medida que la colonia sea para los que más dinero tienen, se irán yendo los culturalmente eclécticos que desde su posición clasemediera han hecho de este lugar un área libre de prejuicios. Lo más importante de esta colonia es su gente y su modo de vivir.
La ciudad de México bien podría expandir el modo de vida de la Condesa, no es complicado ya que acuden a ella a manera de culto cientos de personas los fines de semana que inundan cafés, restoranes y antros, les encanta estar aquí.
Si tú vives en la Condesa es momento de recordarte otra vez que esta colonia es cultura viva en donde la cortesía vial, el respeto al otro, lo diferente, el gusto posmoderno, los paseos a pie, la convivencia y la vida de café son lo que permiten sentir que vives en un pequeño pueblo, en una aldea en donde lo normal es lo que en otros lados llaman extraño.
Vale la pena recordarle a Marcelo, que es vecino del parque México, que hay muchas aceras que arreglar y muchos cables que meter bajo tierra, que hacen falta más plantas y más árboles y que si arreglan mejor la colonia no será porque él viva en ella sino porque el lugar lo merece.
Vale la pena recordarle a algunos antros que también en esta colonia viven muchos niños y ancianos y que necesitan dormir, así que con un poco de sensibilidad y responsabilidad cada día este lugar será más humano. Sí, se puede más.
Les recuerdo que la Asociación de Creadores para el Desarrollo Social AC está en campaña de colecta de libros para las 400 bibliotecas que está fundando en todo el país y que en la Condesa tiene un centro de acopio en el Café Rococó Espresso ubicado en Juan de la Barrera y Parque España a donde escritores como Arturo González Cosío o Sergio Aguayo Quezada han enviado ya material para dichas bibliotecas, pueden llevar material nuevo o usado pero en buenas condiciones, lo único que no se recibe son libros de texto, si quieres más información de esta campaña de colecta de libros o trabajas en una editorial y quieres colaborar escribe a asociaciondecreadores@gmail.com
He estado últimamente yendo a la Condesa por las tardes y he podido sentarme, sola, en algún café en alguna de sus aceras a disfrutar de alguna lectura o a concebir mis pensamientos. Es una colonia muy hermosa, llena de gente hermosa. Abigarrada toda porque todo en este Universo -a pesar de nuestros innegables isomorfismos- se presenta variado, semejante en lo macro, diverso a escalas más pequeñas.
ResponderEliminarMe siento muy afortunada de haber dado a parar a este espacio tuyo. Tiene poco que te sigo, pero cada entrada tuya -si bien algo esporádica- es bien sustancial.
Saludos.
Leída, revisada y comentada... Lo que si debo decirte es que SI he notado que hay ciertos grupos -o grupúsculos- bastante agresivos y soberbios en la Condesa: entre el Superama de Michoacán y el de Pachuca hay un mar de diferencia: el primero esta lleno -atascado, tal vez por su poco espacio se nota más- de personas muy altivas y hasta groseras. De a tiro por viaje hay algún tipo de altercado: alguien que quiere pasar empujándote y tirando todo, quien se te monta encima para bajar una latería, quien habla a madre y media con grito pelón... Muy incómodo y desagradable. En tanto que en el otro hay personas -clientes y personal- sumamente atentos y serviciales. En fin, que aunque coincido en la mayoría de tu análisis, también hay unos entes soberbios que se creen... los hijos de la Señora Condesa. Saludos!
ResponderEliminarCreo que la idealizas. Vivo ahí, y sí, es hermosa. Y sí es diversa, pero también la colonia vive de un cliché, de un anhelo de estatus, de gente "con onda" que sólo busca adornar y adornarse al vivir aquí. Hay mucha frivolidad al rededor de la idea de vivir en la Condesa; hay cada vez más un sólo tipo de persona... los antros y la modita hacen que se parezca más que a una hermosa aldea, a un tugurio en los peores tiempos de la zona rosa. Y mira que ahí vivo y me encanta, pero sin idealizarla. La quiero tal cual es.
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