domingo, 10 de abril de 2011

El desastre cultural de Veracruz.


Manuel García Estrada

Y se cayó como todo aquello que no tiene base social. Se cayó porque al retirar el financiamiento del gobierno lo que aparenta existir queda en el piso. Porque el público se agotó y los más brillantes sencillamente se cansaron de soportar burocracias. Se cayó el desarrollo cultural veracruzano pese a que estrena ley.

Al recorrer diferentes comunidades y ciudades de Veracruz he encontrado un terrible estado de las condiciones tanto de infraestructura como del impulso a los creadores. He visitado cerca de 70 poblaciones en lo que va del año, desde ciudades como Xalapa o Veracruz hasta comunidades como San Bartolo, en Córdoba o Mata Clara en Cuitláhuac y la política cultural sencillamente no existe.

Xalapa vive en una esfera de color rosa a punto de reventar, basta ver el Ágora de la ciudad en donde lo que fue el espacio más importante, culturalmente hablando, se ha convertido en un símbolo de abandono y oscuridad que sólo de verle desanima.

Las Atarazanas en Veracruz están en manos de nadie con responsabilidad y el propio espacio del IVEC parece panteón maltrecho. Vi hace poco una exposición de carteles que se caían, estaban pegados con cinta adhesiva y otros estaban en el suelo. No había fichas técnicas ni nadie que levantara esa obra.

En Córdoba el museo está cada vez peor, abandonado, solo, hay que pedir que prendan la luz cuando se le visita. Dentro de ese espacio está el único Museo de Arte Fantástico de México y siempre está cerrado porque depende de la Casa de la Cultura; el Teatro Pedro Díaz se usa para graduaciones escolares y La Capilla del Ex Convento de Santa Rosa está esplendorosamente cerrado, casi sellado y para colmo se piden hasta 6 mil pesos a los expositores por poder mostrar su obra. Orizaba sigue sin poder cuajar el Palacio de Hierro y sus brillantes talentos no han podido ser agrupados como una sola fuerza, es más, lo peor en política cultural ocurre ahí al reprimir a los artistas callejeros de graffiti que son metidos en la misma canasta que los muchachos que sólo rayan bombas en las paredes. Te ofrecen mil pesos por capturar a un graffitero.

En todos lados son los cuates del amigo los que logran más espacios y difusión. La Universidad Veracruzana con sus talentosos estudiantes padece un manejo inadecuado de presupuesto que se destina para obras fulgurantes en la prensa pero no para impulsar a los universitarios como se debe.

Para muestra un botón: el año pasado la asociación que presido no logró donar 10 mil libros nuevos a la Universidad por desidia de la oficina de bibliotecas y este año cuatro cajas de libros esperan llegar a la facultad de Arquitectura sin éxito.

Los gobiernos municipales no tienen política cultural, apenas es festiva. Parece que la estandarización fue hacia abajo y los bailes son la fuerza de las culturas veracruzanas mientras a lo lejos grandes espacios se vienen a menos y las ediciones impresas del ramo están extinguiéndose por consecuencia del impulso a los pasquines políticos de propaganda partidistas.

No existe política de intervención cultural en las estaciones de radio comerciales -lo comercial no está peleado con la reflexión y lo novedoso-, ni en la prensa escrita que está plagada de nota roja y sociales, tampoco existe en la televisión. De no ser por la señal del gobierno RTV las cosas serían sencillamente patéticas, y eso que ese sistema dejó de representar  a las  voces de todos los creadores.
Veracruz ha perdido en los últimos años muchas oportunidades de industria y producción cultural porque al final en la mayoría de las oficinas estatales y municipales quedan en el trono cultural personas que antes de estar en el cargo no figuraban en el área y que al terminar su periódo tampoco se quedarán en el frente cultural independiente.

Algo pasó. Y fue de hace tres años para acá, alguien podría decir que fue más atrás. Hay un desanimo, hay un letargo, hay una especie de duelo que parece no revertible ya que la continuidad o la derecha no ofrecen a los creadores un impulso genuino y honesto. Recuerdo tanto lo leído sobre el gobierno nazi en donde todo debía servir para los fines de Hitler y de como los talentos inteligentes dejaban Alemania para refugiarse en otros lugares que acabaron enriquecidos con el genio de esas mentes y sensibilidades.

Pasó algo que provocó una profunda depresión cultural que ni Tajín puede curar. El alma cultural ha sido afectada. Quienes tratan de impulsar son sencillamente segregados con indiferencia.

Parece que la fuerza está agotada, tal como los copetones afrancesados del palacio municipal de Córdoba: cuando el alcalde de hace décadas vio que el cobre estaba dañando solamente quitó la estructura y jamás le repuso el diseño arquitectónico original a un edificio que hoy sería un enorme atractivo turístico.

Las comunidades pequeñas están abandonadas a su suerte. Para los habitantes veracruzanos de esos lugares nunca hay conciertos, exposiciones ni bibliotecas. Por eso comenzamos a fundar masivamente en nuestro nivel independiente centros bibliográficos hasta en las cercanías de la que fue llamada la “Atenas veracruzana”.  En las congregaciones, pueblos y rancherías la cultura se vive entre chelas, música norteña que nos ha inundado y Televisa.

Vivimos una época triste para Veracruz que aparenta que tanto esfuerzo hecho por tantos no ha valido la pena. Basta mirar la tremenda obra que como legado dejó el pintor de Fortín de las flores Rodolfo Cruz Toledano para darnos cuenta de la tragedia. Todos sus cuadros permanecen embodegados desde que murió, lo mismo ocurre para el artista plástico cordobés Miguel Tress o la excepcional poeta Rosa Galán. Parece que su trabajo se fue con ellos. Y no estoy de acuerdo.

El ataque al alma cultural vino de la economía fundamentalmente cuando el gobierno creyó que la varita mágica era el turismo cultural y los empresarios se subieron al barco de que por ahí estaba la clave para solucionar tantos males. Erraron porque para llegar al turismo cultural hay que tener un gobierno facilitador que busque financiar ideas.

El gobierno creyó que pasando a turismo lo cultural vendría solo el resultado. Jamás será así. Para que deambulen mujeres vestidas de jarocho con jaraneros en los cafés y parques de las ciudades hay que darles seguro social, infonavit, prestaciones. Impulsar el ambulantaje disfrazado de “cultura” atenta contra la dignidad de las personas.

Creer que solo el magnífico show “Jarocho” mostraría a todo México un gran estado fue equivocado ya que para hacer de ese espectáculo una parte de nuestra identidad se necesista impulsar la danza, las carreras técnicas de iluminación, sonido, producción, dirección. No basta con traer foráneos a capacitar gente, hay que formarla para que después esas mismas personas generen nuevos productos culturales.

¿Dónde está la descentralización cultural? No hay tal. Cada municipio se rasca con sus propias uñas entre el desorden de los niveles de gobierno y una masa ignorante y mercenaria de funcionarios públicos incapaces de convocar a los creadores. Poner entarimados y subir decimeros no es cosa de orgullo gubernamental porque el talento no es de los funcionarios sino de los decimeros y de los bailarines. Subirlos además para que tengan como escenografía una mampara con letras de unicel es vergonzoso. Eso sí, para la foto de la inauguración llegan regidores, alcaldes o resto de funcionarios que desean impulsar sus carreras políticas. Deplorable.

No sé qué esperar de lo que venga en este tremendo albur político pero lo que si sé es que no podemos dejar en manos del gobierno a las culturas veracruzanas. Los gobernadores van y vienen así como los alcaldes, diputados o senadores. Lo que siempre está es la creación que no puede ser hija del paternalismo mexicano.

Hay que ser críticos pro positivos, hay que construir en el terreno independiente lo que deseamos como futuro sin esperar de las “autoridades” el apoyo porque las más de las veces hemos acabado decepcionados, defraudados o traicionados. Continuar con ese método que es un desastre evidente sería ruta de estúpidos. No podemos tropezar con la misma piedra, máxime si creemos que vemos al mundo de manera diferente ya que por obviedad debieramos actuar de manera distinta.

Los gestores, artistas, científicos, promotores, creadores todos debemos pelear y luchar por nuestras ideas y sentimientos que nos desgarran el corazón para salir a las calles, montañas, selvas, planicies, playas y pueblos. No podemos volver a poner en manos de los políticos a las culturas veracruzanas, tenemos que nuevamente hacer de todos, hacer nuestro, todo ese acervo y esa capacidad transformadora e innovadora que nos ha dado tiempos gloriosos. Hoy el gobierno se lamenta de haber querido vender cultura sin tener los productos. Quiso vender sin invertir en la creación. Pensó que todo vendría de la gente sin que ésta recibiera algo a cambio.

Las industrias y producciones culturales deben impulsarse desde nuestros corazones y compromisos internos con, sin o a pesar del gobierno.


@ManuelGarciaES en Twitter
Publicado en el Observatorio Cultural Veracruz




1 comentario:

  1. La cultura no deja dividendos por eso no se apoya pero, muchos funcionarios de la UV, p/ejem, tienen casas maravillosas, mansiones en verdad siempre muy cuidadas, ahi si hay dinero!
    Lástima
    Marcyasol

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