Ya estuvo bueno (Para Homópolis)

Manuel García Estrada
@ManuelGarciaES en Twitter

Cuando el gueto desaparece la libertad reina a plenitud, por ello más que alentar la separación de géneros en el metro lo que necesitamos son campañas de educación, de aculturación, para todos los usuarios. Lo mismo debe de hacerse respecto a la política de clausurar los vagones finales del sistema de transporte colectivo porque el hecho de cerrar, dividir, vetar o censurar no permite la evolución de la sociedad sino su involución al mostrarse cerrada y no dispuesta al diálogo y la integración.

Los homosexuales, lesbianas y demás preferencias no debemos alentar el desarrollo de una sociedad dispuesta a prohibir todo aquello que no desea financiar para dialogar y educar. Aparentemente es más fácil ahorrar millones de pesos en los cambios profundos de la sociedad pero en realidad lo difícil es aplicar los fondos públicos para hacer de nuestra nación una sociedad capaz de entender las diferencias del otro.

La ceguera de millones de personas y miles de políticos les hace vivir en un estado de confort hipócrita y estúpido en el que en lugar de esforzarse por convivir con los que no son como ellos mejor cierran o clausuran aquello que ni siquiera desean enfrentar. La realidad les duele, les ofende, prefieren su mundo de mentiras y falsedades que permite que si a un gay lo maltratan o matan con el hecho de no salir en los diarios el asunto queda arreglado.

Es más fácil hacer leyes, sub leyes y políticas especializadas en la segregación, porque traen más votos, son más redituables en lo electoral. Si hacemos caso al artículo 1o de la constitución mexicana nos queda claro que es una aberración hacer apartados legales para los indígenas, para las madres solteras, para los homosexuales, para las lesbianas. Mantenernos en ese camino es estar dentro del juego perverso de que sólo se hacen valer los derechos de las personas cuando estos se manifiestan, pelean o cierran calles.  Es más barato enseñarle a la gente sus derechos vía Constitución que andar armando circos, maromas y pleitos en congresos, asambleas o secretarías.

México vive en una república basada en la hipocresía de la laicidad porque si aplicáramos al 100% la Constitución sencillamente dejaríamos de pelear y hacer escándalos por las sexualidades diferentes. Es el clero el que hace el juego perverso de desconocer todo aquellos que según él atenta contra sus valores, la iglesia cree que los valores sólo pueden venir de la religión. Se creen dueños de un  dios que como los gays vemos… de plano es muy mala onda porque jamás nos ha tratado como a iguales.

Nuestra Constitución es laica, es decir, lo que sientan como ardor en su alma los miembros de las asociaciones religiosas será muy cosa de ellos ya que no tienen posibilidad alguna de tratar de guiar a la gente a un sistema de vida basado en magia o supersticiones. Los han estado haciendo por un problema a vista de todos: de entre los asambleístas, diputados senadores, secretarios o el presidente hay mucha ignorancia y por consiguiente hipocresía y mediocridad.

Ya estuvo bueno de tanta medianía, de tanto agachismo al clero que ya no funciona, es digno de los últimos 2 mil años pero no del siglo XXI, sería estúpido condenar a la nueva centuria a las atrocidades tontas del siglo XX y los homosexuales, bisexuales, trans tenemos que dar el paso, el ejemplo a los demás de que no podemos seguir caminando en la historia como si jamás hubieran ni gay asesinados ni gay sobresalientes.

Recientemente California determinó que los libros de texto explicarán a los educandos las aportaciones que los homosexuales han hecho al estado más poderoso en su economía de Estados Unidos, México bien podría seguir ese ejemplo en donde enormes huecos históricos existen debido al gobierno mocho e hipócrita que no quiere hablar de Sor Juana o el Monsi como se debe. Han de creer esos políticos mexicanos que a través de las letras los humanos se hacen homosexuales pero reitero, ya estuvo suave de tanta estupidez y tanta falsedad que han hecho de nuestro país una nación subdesarrollada no sólo en lo económico sino también en la cohesión e integración social.

Mago de Oz: 

El Que Quiera Entender que Entienda

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